La situación en el servicio de urgencias del hospital Japonés ha alcanzado un nivel alarmante. Las escenas son desgarradoras, ya que hasta dos niños en estado grave comparten una misma cama, y hay pacientes en sillas de ruedas o en camillas improvisadas como única opción ante la falta de espacio. Los pasillos y consultorios, que deberían destinarse exclusivamente para consultas médicas, se están utilizando como salas de internación.
“Estamos trabajando en un entorno de hacinamiento”, denuncia la jefa del servicio, Neisy Surriabre, al evidenciar la saturación en todos los espacios, como en la sala de reanimación pediátrica, donde tuvieron que acomodar a 11 pacientes neonatos y pediátricos en un área que originalmente era un quirófano de emergencia, diseñado solo para cuatro. Niños con monitores cardiacos y respiradores comparten camas, que están casi unas junto a otras, incluso hay dos bebés en un mismo espacio y otros reciben oxígeno en los brazos de sus madres.
“Este es un lugar para evaluar al paciente y debería ser trasladado a una sala de internación, pero permanece aquí por la falta de espacio”, comentó, explicando que este viernes había cuatro neonatos y otros más dieron positivo a influenza. El personal de salud, sobrecargado, hace malabares para atender a los enfermos en condiciones cada vez más precarias. El viernes el servicio estaba desbordado con 45 pacientes y, como no quedaba ningún espacio disponible, una mujer tuvo que ser acomodada en una camilla fuera del servicio.
La situación es tan extrema que expone a los médicos a situaciones de violencia. La mañana del 1 de mayo se vivió un momento angustiante, que llevó a los familiares de una anciana a intentar abrir a patadas la puerta para que le otorgaran un lugar en terapia intensiva. Sin embargo, otras diez personas esperaban lo mismo. Surriabre explica que la mujer llegó con dificultades para respirar, se le realizó una historia clínica, pero no se pudo ingresarla en terapia. Anteriormente fue atendida en un centro de salud y referida al hospital Villa Primero de Mayo, donde no había espacio, así que la familia decidió llevarla a una clínica privada, pero durante el feriado solicitaron el alta para trasladarla en una ambulancia al Japonés, sin previa coordinación.
“Llegaron diciendo que alguien les había comentado que había un espacio en terapia. De hecho, un paciente había fallecido a las cuatro de la madrugada en ese servicio. Sin embargo, diez estaban esperando. Trabajamos con las condiciones que tenemos”, manifiesta la profesional. La desesperación de los familiares llegó al extremo de intentar abrir la puerta a la fuerza, lo que llevó a los guardias de seguridad a llamar refuerzos policiales. “Se explicó a la familia que ya no había toma de oxígeno disponible y, si era admitida, debía permanecer en el pasillo, pero ellos no lo aceptaron. Cuando llegó la policía, se calmó un poco la situación, se les invitó a pasar para ver cómo estaban las salas y se retiraron. Para nosotros esta es una situación más entre las que vivimos”, relató la jefa del servicio.
Este hospital cuenta con ocho unidades de terapia intensiva pediátrica y 18 para adultos, pero todas están ocupadas. “No van a aparecer camas solo porque se agreda a los médicos”, se quejó Surriabre.
Las necesidades son evidentes. En el acceso al área de urgencias se encuentra el consultorio 3, donde se tuvo que dejar internados a dos niños, ya que no había más espacio. En el pasillo apenas queda lugar para mover equipos o medicamentos que necesitan ser trasladados.
“Hay un protocolo de consentimiento informado que se sigue para avisar al paciente sobre las limitaciones y riesgos; por lo tanto, los que están internados en pasillos son aquellos que han aceptado esas condiciones”, explicó Surriabre.
Los médicos esperan que la Defensoría de la Niñez y la Defensoría del Pueblo intervengan para abogar por mejores condiciones para la población que busca ayuda en los hospitales públicos.
Con el actual panorama laboral en este hospital, la jefa de emergencias indicó que se ven en la necesidad de contratar a un abogado que les asesore sobre las demandas que algunas personas presentan por omisión de auxilio.
“Hay una gran frustración. Sabemos lo que debemos hacer, pero no tenemos las condiciones. El sistema está colapsado”, relató un médico de turno.
Surriabre reclama que el Servicio Departamental de Salud (Sedes) emitió una alerta sanitaria por influenza, pero nunca llegaron medidas de contingencia que incluyan más personal, ampliación de áreas y camas en los hospitales.
El Sedes reconoce que hay una crisis
Las autoridades sanitarias han admitido que el sistema hospitalario enfrenta una crisis y anunciaron medidas para descongestionar los hospitales de tercer nivel.
El director del Sedes, Jaime Bilbao, afirmó que lo sucedido en el Japonés fue un hecho aislado, pero advirtió que no se puede permitir más agresiones contra el personal de salud.
“Estamos en una crisis hospitalaria. La comunidad es consciente de ello. Estamos colaborando con el municipio para revertir esta situación”, aseguró.
Bilbao explicó que una de las acciones inmediatas que se están considerando es habilitar algún hospital de segundo nivel para trasladar a pacientes crónicos que actualmente ocupan espacios en los centros de tercer nivel. “Queremos trasladar pacientes crónicos a hospitales de segundo nivel o centros de salud desocupados que podamos equipar. Buscamos soluciones concretas”, agregó.
De acuerdo con datos del Colegio Médico, Santa Cruz cuenta con solo 1.800 camas hospitalarias, cuando requiere al menos 4.200 para satisfacer la demanda. Solo en el área urbana se precisan casi 1.300 médicos, considerando que debe haber un médico por cada tres camas, pero cada vez el personal se reduce por la falta de ítems y la finalización de contratos.
Esta crítica situación ha llevado al cierre parcial de servicios en diversos hospitales. El San Juan de Dios ha reducido su capacidad en emergencias hasta un 40%.
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Casos de influenza
Frente a la alerta roja sanitaria por el aumento de casos, los hospitales están más saturados. Las muertes han aumentado más del doble en dos semanas, pasando de ocho a 20.
Vacunación
El Gobierno ha anunciado la llegada de 2,5 millones de vacunas contra la influenza para reforzar la lucha contra la enfermedad, pero estiman que estarán en el país en dos o tres semanas. Max Enríquez, viceministro de Vigilancia Epidemiológica, informó que las dosis llegarán a través del fondo rotatorio de la OPS.